Geidar
Dzhemal - Comentarios
sobre el empeoramiento de las relaciones diplomáticas entre Moscú
y Er Riad para la revista Odnako.org - 18 de
julio de 2012 - Las relaciones
entre Rusia y Arabia Saudí han empeorado. El motivo formal para la tensión
diplomática entre los dos países ha sido la reacción de Moscú ante la represión
por las autoridades saudíes de las manifestaciones chiitas.
La
reciente acción masiva de los chiitas contra la violación de sus derechos fue duramente
reprimida por la policía saudí. En el transcurso de la represión del aliado de
los EE.UU. contra su minoría religiosa han muerto dos manifestantes y otros
veinte resultaron heridos. También fue detenido uno de los líderes religiosos
chiitas, el sheij Nimr al-Nimr según el comunicado del Ministerio de Asuntos
Exteriores ruso.
“Las
noticias que en los últimos días llegan sobre el desarrollo de los acontecimientos
en la Provincia Oriental crean preocupación”, - declaró el encargado del
Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para las cuestiones de los derechos
humanos, democracia y supremacía del derecho Konstantín Dolgov. También expresó
la preocupación de que estos acontecimientos podrían crear diferencias entre
los habitantes del país y reflejarse negativamente en su estabilidad.
“Confiamos
en que las autoridades de Reino tomen todas las medidas necesarias para
normalizar la situación en sus regiones orientales e impedir que ahí puedan
surgir los enfrentamientos, basados entre otros en los motivos interreligiosos,
así como garantizar el cumplimiento de los derechos humanos comúnmente
aceptados, incluyendo el derecho a la libre expresión de opiniones,
manifestaciones pacíficas y la libertad de asociaciones, tal y como contempla
la ley”, - ha resumido el Ministerio de Asuntos Exteriores.
Er
Riad ha reaccionado de manera agresiva ante las palabras de Konstantín Dolgov,
declarando que con su comentario Rusia se inmiscuía “de manera flagrante” en la
política interior de Arabia Saudí. Lo más curioso es que los diplomáticos
saudíes unieron al escándalo con Moscú la situación en Siria.
En
palabras de los representantes oficiales de Er Riad, ellos “confían” en que la finalidad
del comentario “no consiste en desviar la atención de la tremenda masacre que
el régimen sirio ha perpetrado contra su propio pueblo, apoyándose en el
respaldo de las conocidas partes interesadas que obstruyen cualquier intento de
acabar con el derramamiento de sangre en Siria”, cita el comunicado la agencia
Reuters.
La
postura de las autoridades saudíes queda aún más ambigua, teniendo en cuenta
que este país apoya casi abiertamente a los activistas armados sirios que
actúan contra el gobierno legítimo del presidente Bashar Asad y, según algunas
fuentes, les suministran las armas.
Acerca
de la situación alrededor de Arabia Saudí “Odnako” ha hablado con Geidar
Dzhemal, filósofo, politólogo, presidente del Comité Islámico de Rusia:
-
En actualidad Arabia Saudí no atraviesa por sus mejores tiempos, porque dentro
del clan gobernante saudí hay una división y además Arabia Saudí se enfrenta a
los retos en política exterior que es prácticamente incapaz de afrontar
adecuadamente. Porque por primera vez en su historia ha sido empujada al primer
plano de los acontecimientos mundiales que le exigen un arbitraje adecuado y la
capacidad para resolver estos retos, pero estas tecnologías de política
exterior simplemente le faltan.
Como
muestra de su falta de adecuación en la esfera de la política exterior está la
ocupación de Bahréin, prácticamente la anexión de su territorio bajo la apariencia
de no se sabe qué unión fraternal. Lo cual ha llevado a que continuara
creciendo la desconfianza hacia Arabia Saudí por parte de sus vecinos más
próximos, monarquías como Qatar, Omán que mantienen unas relaciones especiales
con Irán y no tienen demasiada amistad con Er Riad. En realidad, sobre la
Península Arábiga no reina la concordia. Además un reto muy fuerte para Arabia
Saudí procede de Yemen, cuya población en número es casi igual a la saudí. Hay
que tener en cuenta que las fuerzas armadas saudíes no
están preparadas para las complicaciones serias en su entorno, porque se componen
de los mercenarios bien armados que pueden irrumpir en Bahréin y aplastar allí
la revuelta chiita, pero no tienen capacidad bélica cara a un serio enemigo
externo. Creo que con Yemen bastaría para neutralizarlas.
Arabia
Saudí ha perdido su canal de influencia sobre el Norte de África tras la desaparición
de Mubarak en Egipto, está enredada en el problema sirio que le pesa demasiado.
Sufre sublevaciones en las provincias orientales donde la mayoría de la
población es chiita, está sumida en estado de histeria interior. Lógicamente
reacciona de una manera muy enfermiza ante las señales que provienen del
territorio de Rusia, dado que Rusia participa en el proceso de Oriente Medio.
Creo que se trata de una reacción predecible, dado que los saudíes saben que su
hora ha llegado. En cualquier caso quedan excluidos del proceso magistral que
está ocurriendo en el mundo islámico y que hoy está determinado por Turquía,
Irán, Egipto y en cierta medida incluso por Paquistán. Arabia Saudí ha dejado
de ser una autoridad incluso para los sunitas de orientación wahabita, que cada
vez más ven a la dinastía saudí como un ejemplo de hipocresía y hostilidad
interior que viene no desde fuera, sino desde dentro del propio Islam.
La
pérdida de la autoridad, la estrechez cada vez mayor para el margen de maniobra,
los retos internos y externos, el despertar islámico, que se ha llevado a
muchos aliados, y la aparente falta de perspectivas en las próximas elecciones
en los Estados Unidos del Partido Republicano, con el que Arabia Saudí mantiene
unas relaciones privilegiadas y exclusivas – todo esto sumado lleva al régimen
saudí a un estado próximo a un ataque de nervios.
El
macroobjetivo de los saudíes es el derrocamiento del régimen de Asad. Arabia
Saudí quiere sustituirlo por sus protegidos, para al menos ahí conseguir algún
avance. Hasta hace poco era un árbitro regional que se apoyaba sobre la creatura,
relacionada con el ala republicana de la Casa Blanca. Ahora la situación ha
cambiado. Así que intentan conseguir por lo menos en Siria algún avance
político, por lo que es natural que vean en Rusia el principal obstáculo para
el derrocamiento de Asad. Debido, en primer lugar, al bloque formado en el
Consejo de Seguridad de la ONU, y en segundo lugar, debido al apoyo militar –
la presencia de la Defensa Antiaérea rusa en el territorio de Siria, las visitas
de los barcos rusos etc.
Ahora
Turquía de hecho intenta encontrar salidas de esta situación, sobre todo después
de la historia con el avión derribado. Muy pronto va a haber un encuentro de
Erdogán con Putin y, lo más probable, es que Turquía abandone las filas de los
participantes activos en el conflicto sirio. Arabia Saudí en solitario
difícilmente podrá solucionar este tema. Allí el conflicto interior ya sigue su
propia marcha, está adquiriendo un carácter prolongado, pero más que el
conflicto en sí, nos interesa su supervisión desde el exterior y sus resultados.
Y a juzgar por todo, Arabia Saudí quedará excluida sea como sea el final y ya
no será la beneficiaria del posible derrocamiento de Asad como creía hasta hace
nada. Por eso Rusia despierta en el régimen saudí una reacción especialmente
negativa como la parte que ante sus propias narices les ha robado algo que
podía haberse convertido para ellos en un gran éxito político.
(Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos)
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