viernes, 20 de julio de 2012

Arabia Saudí tiene problemas

Geidar Dzhemal - Comentarios sobre el empeoramiento de las relaciones diplomáticas entre Moscú y Er Riad para la revista Odnako.org - 18 de julio de 2012Las relaciones entre Rusia y Arabia Saudí han empeorado. El motivo formal para la tensión diplomática entre los dos países ha sido la reacción de Moscú ante la represión por las autoridades saudíes de las manifestaciones chiitas.


La reciente acción masiva de los chiitas contra la violación de sus derechos fue duramente reprimida por la policía saudí. En el transcurso de la represión del aliado de los EE.UU. contra su minoría religiosa han muerto dos manifestantes y otros veinte resultaron heridos. También fue detenido uno de los líderes religiosos chiitas, el sheij Nimr al-Nimr según el comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso.

“Las noticias que en los últimos días llegan sobre el desarrollo de los acontecimientos en la Provincia Oriental crean preocupación”, - declaró el encargado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia para las cuestiones de los derechos humanos, democracia y supremacía del derecho Konstantín Dolgov. También expresó la preocupación de que estos acontecimientos podrían crear diferencias entre los habitantes del país y reflejarse negativamente en su estabilidad.

“Confiamos en que las autoridades de Reino tomen todas las medidas necesarias para normalizar la situación en sus regiones orientales e impedir que ahí puedan surgir los enfrentamientos, basados entre otros en los motivos interreligiosos, así como garantizar el cumplimiento de los derechos humanos comúnmente aceptados, incluyendo el derecho a la libre expresión de opiniones, manifestaciones pacíficas y la libertad de asociaciones, tal y como contempla la ley”, - ha resumido el Ministerio de Asuntos Exteriores.

Er Riad ha reaccionado de manera agresiva ante las palabras de Konstantín Dolgov, declarando que con su comentario Rusia se inmiscuía “de manera flagrante” en la política interior de Arabia Saudí. Lo más curioso es que los diplomáticos saudíes unieron al escándalo con Moscú la situación en Siria.

En palabras de los representantes oficiales de Er Riad, ellos “confían” en que la finalidad del comentario “no consiste en desviar la atención de la tremenda masacre que el régimen sirio ha perpetrado contra su propio pueblo, apoyándose en el respaldo de las conocidas partes interesadas que obstruyen cualquier intento de acabar con el derramamiento de sangre en Siria”, cita el comunicado la agencia Reuters.

La postura de las autoridades saudíes queda aún más ambigua, teniendo en cuenta que este país apoya casi abiertamente a los activistas armados sirios que actúan contra el gobierno legítimo del presidente Bashar Asad y, según algunas fuentes, les suministran las armas.

Acerca de la situación alrededor de Arabia Saudí “Odnako” ha hablado con Geidar Dzhemal, filósofo, politólogo, presidente del Comité Islámico de Rusia:

- En actualidad Arabia Saudí no atraviesa por sus mejores tiempos, porque dentro del clan gobernante saudí hay una división y además Arabia Saudí se enfrenta a los retos en política exterior que es prácticamente incapaz de afrontar adecuadamente. Porque por primera vez en su historia ha sido empujada al primer plano de los acontecimientos mundiales que le exigen un arbitraje adecuado y la capacidad para resolver estos retos, pero estas tecnologías de política exterior simplemente le faltan.

Como muestra de su falta de adecuación en la esfera de la política exterior está la ocupación de Bahréin, prácticamente la anexión de su territorio bajo la apariencia de no se sabe qué unión fraternal. Lo cual ha llevado a que continuara creciendo la desconfianza hacia Arabia Saudí por parte de sus vecinos más próximos, monarquías como Qatar, Omán que mantienen unas relaciones especiales con Irán y no tienen demasiada amistad con Er Riad. En realidad, sobre la Península Arábiga no reina la concordia. Además un reto muy fuerte para Arabia Saudí procede de Yemen, cuya población en número es casi igual a la saudí. Hay que tener en cuenta que las fuerzas armadas saudíes no están preparadas para las complicaciones serias en su entorno, porque se componen de los mercenarios bien armados que pueden irrumpir en Bahréin y aplastar allí la revuelta chiita, pero no tienen capacidad bélica cara a un serio enemigo externo. Creo que con Yemen bastaría para neutralizarlas.

Arabia Saudí ha perdido su canal de influencia sobre el Norte de África tras la desaparición de Mubarak en Egipto, está enredada en el problema sirio que le pesa demasiado. Sufre sublevaciones en las provincias orientales donde la mayoría de la población es chiita, está sumida en estado de histeria interior. Lógicamente reacciona de una manera muy enfermiza ante las señales que provienen del territorio de Rusia, dado que Rusia participa en el proceso de Oriente Medio. Creo que se trata de una reacción predecible, dado que los saudíes saben que su hora ha llegado. En cualquier caso quedan excluidos del proceso magistral que está ocurriendo en el mundo islámico y que hoy está determinado por Turquía, Irán, Egipto y en cierta medida incluso por Paquistán. Arabia Saudí ha dejado de ser una autoridad incluso para los sunitas de orientación wahabita, que cada vez más ven a la dinastía saudí como un ejemplo de hipocresía y hostilidad interior que viene no desde fuera, sino desde dentro del propio Islam.

La pérdida de la autoridad, la estrechez cada vez mayor para el margen de maniobra, los retos internos y externos, el despertar islámico, que se ha llevado a muchos aliados, y la aparente falta de perspectivas en las próximas elecciones en los Estados Unidos del Partido Republicano, con el que Arabia Saudí mantiene unas relaciones privilegiadas y exclusivas – todo esto sumado lleva al régimen saudí a un estado próximo a un ataque de nervios.

El macroobjetivo de los saudíes es el derrocamiento del régimen de Asad. Arabia Saudí quiere sustituirlo por sus protegidos, para al menos ahí conseguir algún avance. Hasta hace poco era un árbitro regional que se apoyaba sobre la creatura, relacionada con el ala republicana de la Casa Blanca. Ahora la situación ha cambiado. Así que intentan conseguir por lo menos en Siria algún avance político, por lo que es natural que vean en Rusia el principal obstáculo para el derrocamiento de Asad. Debido, en primer lugar, al bloque formado en el Consejo de Seguridad de la ONU, y en segundo lugar, debido al apoyo militar – la presencia de la Defensa Antiaérea rusa en el territorio de Siria, las visitas de los barcos rusos etc.

Ahora Turquía de hecho intenta encontrar salidas de esta situación, sobre todo después de la historia con el avión derribado. Muy pronto va a haber un encuentro de Erdogán con Putin y, lo más probable, es que Turquía abandone las filas de los participantes activos en el conflicto sirio. Arabia Saudí en solitario difícilmente podrá solucionar este tema. Allí el conflicto interior ya sigue su propia marcha, está adquiriendo un carácter prolongado, pero más que el conflicto en sí, nos interesa su supervisión desde el exterior y sus resultados. Y a juzgar por todo, Arabia Saudí quedará excluida sea como sea el final y ya no será la beneficiaria del posible derrocamiento de Asad como creía hasta hace nada. Por eso Rusia despierta en el régimen saudí una reacción especialmente negativa como la parte que ante sus propias narices les ha robado algo que podía haberse convertido para ellos en un gran éxito político.

(Traducción directa del ruso de Arturo Marián Llanos)

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