por Konstantin Sivkov - El tema sobre un inminente ataque contra Irán en los
últimos cinco – siete años ha sido planteado en reiteradas ocasiones.
Para llamar la atención de los lectores acerca del Complejo
Militar-Industrial se ofrecen varias opciones en torno al desarrollo de
la situación político-militar.
El análisis de las declaraciones de altas personalidades militares y de
los gobiernos de EE.UU. e Israel, así como de algunos otros países
europeos, preocupados por la creciente amenaza de misiles nucleares de
Irán, permiten distinguir tres esenciales variantes para el uso de la
fuerza militar contra Irán:
• Golpes limitados aéreos y coheteriles para la destrucción importantes objetivos del complejo nuclear iraní.
• Una operación aérea a gran escala a fin de destruir
totalmente el complejo nuclear iraní e importantes objetos de la
economía y lograr con ello la pérdida de las posiciones de liderazgo de
Teherán en la región.
• Una guerra a gran escala con la participación de
fuerzas aéreas, navales y terrestres hasta el total aniquilamiento de
las fuerzas armadas de Irán, la ocupación de su territorio y el
establecimiento de un gobierno marioneta pronorteamericano.
En reiteradas ocasiones el primer ministro israelí,
Benjamín Netanyahu, ha hablado sobre la necesidad de un golpe aéreo y
coheteril contra el territorio iraní, al tiempo que la administración
del gobierno de Estados Unidos ha expresado, desde inicio de 2007, la
disposición para llevar a cabo operaciones aéreas. Aunque en los últimos
tiempos la política norteamericana ha cambiado en esta dirección, la
probabilidad de que se ejecuten tales acciones se mantiene. Por el
momento no se ha empleado la fuerza militar contra Irán.
FACTORES LIMITANTES
Para determinar las causas por las cuales EE.UU., Israel
y sus aliados en Europa y en el Medio Oriente, se hayan abstenido de
atacar a Irán vale la pena examinar una serie de factores militares y
estratégicos que influyen en este proceso.
Desde el punto de vista geográfico-militar la posición
de Teherán es en extremo ventajosa. La república mantiene fronteras con
naciones que no desean ofrecer su territorio para el despliegue de
cualquier tipo de agrupación de tropas para ejecutar un golpe contra esa
nación.
Turquía tampoco está dispuesta a ofrecer su territorio para similares
fuerzas, ya que pretende al renacimiento de su influencia en el mundo
islámico, que no aprueba una alianza con Israel. Desde hace mucho las
relaciones turco-israelí no son nada sencillas. Sin embargo, la
situación puede cambiar. Ankara está realmente involucrada en el
conflicto interno de Siria del lado del enemigo del gobierno legal de
esa nación que es aliado de Teherán. No debemos olvidar que Turquía es
miembro de la OTAN, y es precisamente esa organización, la que con mayor
probabilidad encabece una operación contra Irán.
En Paquistán existe un fuerte sentimiento
anti-estadounidense entre la población. Por eso el arribo de un
importante contingente de tropas de la OTAN, donde los norteamericanos
constituyen su principal componente, será bastante difícil. Sin embargo,
la dependencia económica que presenta Pakistán de Estados Unidos y el
fuerte lobby pro-estadounidense podrían tener el impacto necesario sobre
liderazgo paquistaní para optar por una coalición antiiraní.
Iraq se esfuerza hoy por mantener relaciones neutrales
con su vecino y no es probable que ofrezca su territorio para preparar
una invasión contra Irán.
En Afganistán las fuerzas de la OTAN no son capaces de
controlar el territorio de ese país, donde tampoco existe la suficiente
infraestructura militar para dislocar y garantizar las acciones
combativas de significativas agrupaciones de tropas.
Arabia Saudita y las vecinas monarquías árabes serán,
probablemente, las que ofrecerán para una guerra contra Irán su relativa
desarrollada infraestructura. Sin embargo, dado la lejanía de la
frontera con Irán el uso del territorio de esas naciones solo
facilitaría la dislocación de agrupaciones de la fuerza aérea de la
OTAN. Pero para todos los gobiernos árabes la existencia en sus países
de tropas israelíes será en extremo muy lamentable por razones
ideológicas, políticas y sociales.
Una evolución favorable para la OTAN e Israel en la preparación de una
operación militar contra Irán pueden basarse en las siguientes plazas
estratégicas:
• Tres plazas para las acciones de las Fuerzas Aéreas
(en los territorios de Turquía y Pakistán, además de Arabia Saudita y
las vecinas oligarquías árabes)
• Dos plazas para las acciones de agrupaciones de tropas terrestres (Turquía y Pakistán).
Las zonas para el empleo de las agrupaciones navales de
Estados Unidos y sus aliados estarán determinadas por el radio de acción
de los misiles cruceros y el alcance de la aviación con base en los
portaviones (la parte norte del Océano Índico y el Golfo Pérsico).
CAPACIDAD PARA REPELER LA AGRESIÓN
Irán, consciente de la amenaza real, ha incrementado rápidamente su capacidad militar.
En la actualidad las Fuerzas Armadas iraníes son las más
grandes en tamaño en el Medio Oriente. Están integradas por dos
componentes independientes – el Ejército y el Cuerpo de Guardianes de la
Revolución Islámica (CGRI). Cada uno tiene su propio ejército, fuerza
aérea y marina de guerra con un sistema adecuado de dirección, tanto en
tiempo de paz como de guerra. Como parte del Cuerpo de Guardianes actúan
las Fuerzas de Resistencia “Basij”, integradas por las milicias
populares y las fuerzas especiales “Kode”. Además, en una situación de
emergencia se le subordinan a las fuerzas armadas las de seguridad y el
Ministerio del Interior.
El número total de efectivos de las fuerzas armadas
regulares iraníes se estima en unos 900.000, de los cuales más de
670.000 se encuentran en las fuerzas terrestres del ejército y del CGRI,
alrededor de 100 mil en la Fuerza Aérea, más de 45 mil en la Marina, y
cerca de 150 mil en las Fuerzas de Resistencia. La reserva del Ejército
es de unas 350.000 personas que puede llegar a los 10 millones en caso
de movilización general de los recursos.
A juzgar por la prensa, en las tropas terrestres hay
1600 tanques, entre ellos 540 T-55, 480 T-72, 168 M-47, 150 M-60, 100 ”
Chieftain”, 100 “Zulfiqar” y 75 T-62. El ejército iraní también posee
entre 550- 670 medios blindados de infantería, 2085 piezas de artillería
no autopropulsadas y 310 autopropulsadas, unos 870 sistemas reactivos
coheteriles, 1700 cañones antiaéreos en el ejército, un gran número de
armas anti-tanque y al menos 220 helicópteros. Además, dentro del
armamento del Ejército figuran 32 puntos de dirección de cohetes
balísticos de alcance medio Shihab-3 (de 40 misiles) y 64 puntos de
dirección de misiles tácticos (con 250 misiles Shihab-1 y 100 Shihab-2).
El poderío combativo de la fuerza aérea está conformado por más de 230
aviones caza (25 MiG-29, 65 F-4, más de 60 F-5, alrededor de 20 “Mirage”
F.1EQ y 60 F-14), 30 bombarderos de primera línea (Su-24), 100 aviones
de transporte y más de 400 helicópteros de diferente designación. Una
importante característica es la presencia de F-14, aviones equipados con
radar de gran alcance con una red de antenas por etapas (con un rango
de detección de cazas hasta 200 kilómetros y de bombarderos de hasta 300
kilómetros) y la posibilidad automatizada de intercambio de datos sobre
la situación aérea. La creación de un amplio campo de localización
permite a las defensas antiaéreas iraníes contar un componente aéreo
además del terrestre.
La Armada iraní es considerada como la más eficiente en
el Golfo Pérsico. Dentro de su armamento figuran cinco corbetas de
misiles, 20 lanchas coheteriles, 20 torpederas, 13 buques anfibios, 28
buques auxiliares, tres submarinos, 22 aviones y 15 helicópteros.
Además, hay cerca de 20 mini- submarinos y 10 sistemas de misiles
costeros, equipados con misiles anti-buque con un alcance de fuego entre
70 y 250 kilómetros.
La Defensa Antiaérea la conforman los complejos
coheteriles, fundamentalmente de construcción soviética (rusa). Se trata
de 10 complejos coheteriles S-200, 45 S-75, 29 “Tor-M1″ y 10 Pantsir
S-1-”.
También hay 30 sistemas británicos de corto alcance “Rapier” y 150 SAM
Hawk de producción norteamericana, modernizados bajo un proyecto iraní
(“Shaheen”). Además de lo anterior hay una cantidad de sistemas de
defensa antiaérea del tipo “Cuadrado” y 15 sistemas móviles obsoletos de
origen británico “Tigercat”. Según informes no confirmados, Irán tiene
hasta cuatro complejos S-300, adquiridos en Bielorrusia y Croacia. En
total, la defensa de Irán tiene unos 3000 sistemas de defensa
antiaéreos.
El mando militar iraní le concede una gran importancia a
la preparación combativa y operativa de las tropas y los estados
mayores. Regularmente se realizan ejercicios para repeler las acciones
de una posible agresión.
En sentido general, a juzgar por fuentes públicas, el
nivel de preparación de las fuerzas armadas es alto. No obstante,
debemos reconocer que están provistas, en general, con una técnica de
combate envejecida.
Además, según expertos militares, Irán tiene problemas
con el mantenimiento de la técnica militar extranjera para conservarla
con plena disposición combativa, sobre todo la occidental, lo que está
relacionado con la falta de suficientes piezas de repuesto y accesorios.
Las capacidades combativas reales del ejército iraní están
cuidadosamente ocultas. El análisis en torno al total de efectivos
permite valorar la capacidad de las Fuerzas Armadas iraníes para el
cumplimiento de las misiones a ellas planteadas para repeler una
agresión militar.
La Fuerza Aérea y Defensa Antiaérea, bajo las
condiciones de realización de efectivas medidas de camuflaje, están en
condiciones de interrumpir una operación aérea contra el país con la
participación en ella entre 300 y 450 aviones de la OTAN y de Israel,
así como un máximo de 500 misiles cruceros. Las pérdidas esperadas de
los iraníes no excederán el nivel crítico y conservarán su capacidad
combativa, mientras que las pérdidas del agresor podrían ascender de un 5
al 7 por ciento y hasta un 10-15 por ciento como máximo.
Entretanto, las fuerzas armadas iraníes pueden lanzar
golpes coheteriles con el empleo de sistemas de alcance medio capaces de
alcanzar objetivos en la profundidad operativa de las agrupaciones
enemigas y poner fuera de acción durante dos o tres días hasta cuatro o
seis aeródromos con la destrucción del 10 al 15 por ciento de los
aviones y helicópteros allí existentes.
Las unidades de la marina iraníes pueden dar una
respuesta muy eficiente a las fuerzas navales de EE.UU. y sus aliados si
estas actúan a una distancia hasta 200 kilómetros de la costa. Según
los expertos del Pentágono, las pérdidas estadounidenses, en caso de su
entrada al Golfo Pérsico y bajo una evolución favorable de la situación
para Irán, pueden llegar a ser muy significativa – hasta un portaaviones
y de 8 a 10 buques de superficie del tipo crucero. Los daños iraníes
también serán muy impresionantes ya que pueden exceder del 50 por ciento
de la fuerza de combate inicial.
Lejos de la costa las capacidades navales iraníes se
reducen considerablemente. A 300 kilómetros de la costa repeler de forma
efectiva a las unidades de la marina de EE.UU. solo es posible con el
empleo de tres submarinos no nucleares de fabricación rusa del proyecto
877 EKM y acciones de minado. Con estas fuerzas y medios, en el mejor de
los casos, los iraníes podrán destruir o poner fuera de disposición
combativa de uno a tres buques de superficie del enemigo.
Las fuerzas terrestres iraníes, bajo completa movilización, están en
condiciones de rechazar golpes de agrupaciones de 250 mil efectivos,
incluso en aquellas situaciones en las cuales el agresor tenga pleno
dominio del aire.
EL DERECHO A UNA PROVOCACIÓN
Un golpe limitado aéreo coheteril para poner fuera de
explotación importantes objetivos del complejo nuclear de Irán es
probable que se aplique solo por la fuerza aérea israelí. Para cumplir
con esta tarea, Israel puede contar con no más de 150 aviones F-15-A,
F-15-C y F-16, que tienen un radio de acción combativa de 1400
kilómetros. Esos medio requieren de al menos dos reabastecimiento en el
aire en dependencia de la altura de los vuelos, ya que los aeródromos
que le sirven de base están a unos 2000-2300 kilómetros de los posibles
objetivos a atacar. Lograr la sorpresa táctico-operativa es muy difícil,
por cuanto el vuelo de los aparatos israelíes hacia esos objetivos
tendrá que hacerse a gran altura.
Por eso no es posible esperar que tales golpes alcancen
resultados tangibles. Los israelíes solo podrán sacar de explotación por
un reducido período a no más de dos empresas, teniendo en cuenta el
alto grado de protección que poseen desde el punto de vista ingeniero,
por lo que no se ejercerá ningún tipo de influencia en el programa
nuclear de Irán. Entretanto, las pérdidas israelíes serán significativas
respecto a la agrupación aérea que participaría en el ataque (diversos
estimados señalan entre un 10-15 % y hasta un 25-30%). Unas acciones de
ese tipo por parte de Israel solo tiene sentido como una provocación
para atraer a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN hacia la guerra,
por cuanto la respuesta iraní con golpes coheteril es en extremo
probable.
Una operación aérea a gran escala con el propósito de destruir por
completo el complejo nuclear y dañar los principales objetivos
económicos de Irán, ante la renuencia de la actual administración de
EE.UU de involucrarse de manera independiente en conflictos armados,
puede ser realizada solo mediante una coalición de países, con Estados
Unidos a la cabeza. Los otros más probables protagonistas, que actuarían
junto a Estados Unidos, son Turquía y Arabia Saudita. El territorio de
esas naciones y sus infraestructuras militares pudieran convertirse en
una plataforma estratégica para tal tipo de acción. La participación de
Pakistán es excepcionalmente importante, ya que sin ella no es posible
hablar de acciones efectivas de la aviación táctica a lo largo de todo
el territorio iraní.
La aviación táctica norteamericana constituye la base de
las agrupaciones aéreas para tales tipos de operaciones. La experiencia
de la guerra contra IraQ demuestra que los estadounidenses atraerían
hacia la región a una gran parte de sus portaaviones- de cinco a ocho
unidades – en correspondencia con el nivel de tensión en el mundo. Sin
embargo, dada la capacidad de contrarrestar que posee la marina iraní,
las agrupaciones navales norteamericanas tendrían que actuar a una
distancia no menor de 250-300 kilómetros de la costa. Esto limitaría en
gran medida la profundidad del impacto de la aviación con base en los
portaaviones para atacar objetivos de la economía iraníes y sus fuerzas
armadas, por lo menos durante las primeras etapas de la campaña aérea,
mientras que las fuerzas navales iraníes no sean neutralizadas o
destruidas.
Para las operaciones aéreas contra Irán, resulta recomendable establecer tres agrupaciones fundamentales de fuerza aérea.
• Arabia Saudita y las monarquías árabes aliadas para actuar en las regiones occidentales.
• Turquía para las regiones del norte y el noroeste.
• Pakistán para las regiones oriental y sudoriental.
Los ataques con cohetes cruceros pueden llevarse a cabo
desde la parte norte del Mar Arábigo y el Mediterráneo oriental.
Dado el potencial relativamente alto del sistema de defensa antiaéreo
iraní, así como la experiencia de Irak y Yugoslavia, los participantes
en la operación aérea tratarán, durante la planificación, alcanzar sus
objetivos en el menor tiempo posible – en los límites entre uno o dos
meses. En correspondencia con ello, las dos primeras campañas aéreas
tendrán como misión garantizar el dominio total del aire sobre el
territorio iraní.
La duración total de las acciones combativas pudiera
prolongarse por espacio de dos a seis meses, en dependencia de la
determinación y la capacidad de Irán para contrarrestar al agresor, y
las reacciones de la comunidad internacional, en primer lugar de China y
Rusia.
ES NECESARIO NEUTRALIZAR LA SUPERIORIDAD
La creciente crisis en Europa y en el propio EE.UU., y
la presión internacional pueden conducir a que las operaciones sean
revertidas sin alcanzar los objetivos propuestos.
Por lo tanto, Estados Unidos y sus aliados tendrán que
garantizar una aplastante superioridad de su agrupación aérea, tanto
cuantitativa como cualitativamente con relación a los medios de defensa
antiaéreos y la fuerza aérea de Irán. Debe crear una agrupación cuya
cifra general no debe ser menor a los 2000-2500 medios aéreos, incluidos
unos 400 aviones con base en portaviones y hasta 500 bombardero
estratégicos.
Además, es probable que se asignen de 1500 a 2500 misiles cruceros,
principalmente para la aviación estratégica.
Las intensas acciones combativas que presupone una
agrupación de fuerzas de tal magnitud requerirían de su correspondiente
abastecimiento técnico-material. El volumen general de cargas que debe
colocarse en la región, de acuerdo con las experiencias de Irak, puede
sobrepasar los tres millones de toneladas. El costo total de esta
operación, según las estimaciones más conservadoras, es de un billón o
más de dólares.
Tales gastos, incluso para EE.UU., son muy difíciles.
Los golpes contra Irán provocarán un alza en los precios del petróleo,
que agravará la desfavorable situación económica en Europa, y causará
una reacción negativa de China.
Las operaciones aéreas, por si solas, no podrán
interrumpir totalmente el programa nuclear iraní, ya que los más
importantes objetos se encuentran en rocosos refugios, que a cualquiera
de los proyectiles existentes, incluso ni los más poderosos, le es
difícil penetrar. Se requeriría emplear el arma nuclear lo cual es
inaceptable por razones políticas.
LA COALICIÓN DEL ÉXITO
Ni Turquía ni Islamabad hablan hoy de estar dispuestos a
ir a una guerra contra Teherán. Para ellos se trata de un asunto en
extremo peligroso ante sus crecientes problemas internos. El problema
kurdo en Turquía puede alcanzar una magnitud crítica si Irán estimula a
los separatistas.
En Paquistán, pueden esperarse masivas manifestaciones en apoyo del pueblo iraní.
Entretanto, si Turquía no facilita su territorio para
dar cabida a las aeronaves, el éxito de la operación estará bajo
amenaza, ya que la capacidad operativa de la infraestructura militar de
Arabia Saudita y sus aliados no es suficiente para dar dislocar la
necesaria agrupación de fuerza aérea y su sistema de logística. Es por
eso que EE.UU. e Israel tendrán que trabajar muy duro para generar el
necesario marco político y diplomático para la atraer a Turquía y
Pakistán a la guerra contra Irán.
Se necesitan serios argumentos con fundamentos jurídico- internacionales
para llevar a cabo tales acciones. Después del reconocimiento
norteamericano sobre el falso pretexto de la existencia de las “armas de
destrucción masiva iraquíes”, son pocos los que creen en la amenaza “de
las armas nucleares de Irán” como justificación para una operación
militar.
Obtener la correspondiente resolución a través del
Consejo de Seguridad de la ONU es muy poco probable. Rusia y China no lo
permitirían, lo que complica enormemente la creación de la necesaria
coalición para realizar tal tipo de operación.
¿ES POSIBLE EL GOLPE?
Por lo tanto, la situación económica y política hace que
sea extremadamente difícil para Estados Unidos e Israel la creación de
una base jurídica-internacional y estratégica-militar para llevar a cabo
una campaña aérea a gran escala contra Irán. Esto significa que a medio
plazo, ella es poco probable.
Mucho menos probable es una guerra a gran escala para la
total destrucción de las fuerzas armadas iraníes, la ocupación de ese
país y el establecimiento de un régimen títere pro-estadounidense. En
este caso, además de una poderosa agrupación de medios aéreos se
requiere contar con una potente agrupación de fuerzas terrestres. De
acuerdo con estimados conservadores, el número de efectivos para esta
última no debe ser inferior a 500 mil hombres. La guerra no terminará
con la ocupación de Irán. Su resultado será el mismo que en Irak y
Afganistán.
El costo, de una operación militar para derrotar a las
fuerzas armadas de Irán y la ocupación de su territorio, podrá superar
los tres billones de dólares.
Posteriormente, tendrán que gastar miles
de millones de dólares cada año para luchar contra el movimiento de
liberación nacional sin mucha esperanza de poder utilizar los recursos
de Irán. Será enorme el costo moral y político en la arena internacional
para Estados Unidos e Israel. Deberá esperarse un fuerte deterioro de
la situación económica y socio-política en Estados Unidos y en Europa.
Crear la necesaria base jurídica internacional para tal guerra sería
casi imposible, lo cual complica extremadamente la creación de la
requerida coalición de estados. Si Ankara e Islamabad se niegan a
participar en la agresión, los estadounidenses y los israelíes no
contarán con la necesaria base estratégica, fronteriza con Irán, para la
organización de la invasión terrestre.
Por lo tanto, no sólo en el mediano, sino probablemente
también a largo plazo, una guerra a gran escala contra Irán es cercana a
cero.
Konstantin Sivkov es Primer Vice-Presidente de la Academia Rusa de Asuntos Geopolíticos, doctor en Ciencias Militares.
Fuente: CEPRID
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