miércoles, 13 de marzo de 2013

África Occidental, próxima parada para la guerra contra el terrorismo

por Ramzy Baroud - HispanTV - Francia insiste en la "rápida" intervención militar en Malí. Según consta, sus aviones no tripulados han estado buscando en el desierto de la turbulenta nación de África occidental, aunque afirma que las aeronaves rastrean el paradero de los seis rehenes franceses que se cree están en manos de Al-Qaeda.

Los franceses están prontos a satisfacer su deseo, sobre todo tras el reciente fiasco político diseñado por el hombre fuerte del país y líder golpista, el capitán Amadou Sanogo Haya. Los estadounidenses también codician una intervención, pero una que serviría a sus crecientes intereses en la región del Sahel.

Los países africanos están divididos y no tienen una clara alternativa sobre cómo restaurar la integridad territorial de Malí - y la soberanía política, igualmente importante - inconexa entre los separatistas tuaregs y los militantes en el norte y el fragmentado Ejército en el sur.

La crisis actual de Malí es la reciente manifestación de un episodio recurrente de terrible sufrimiento y luchas constantes. Este se remonta a mucho antes de lo que los funcionarios franceses, en particular, desean recordar. Es cierto, hay mucha mala sangre entre las distintas fuerzas que ahora luchan por el control, pero también hay mucha acrimonia entre Malí y Francia, dada la conquista por este último de Malí (entonces llamado Sudán francés) en 1898.

Después de décadas de lucha encarnizada, Malí logró su independencia en 1960, bajo los auspicios de un Gobierno socialista, liderado por el presidente Modibo Keita. Una de sus primeras órdenes de negocio fue romper con la influencia francesa y la zona del franco.

Las antiguas potencias coloniales rara vez abandonan sus ambiciones, incluso después de que sus antiguas colonias obtienen su merecida libertad. Ellas se mantienen firmemente arraigadas a las múltiples injerencias que desestabilizan las antiguas colonias. Entonces, en el momento oportuno, intervienen militarmente para defender el status quo. En 1968, Keita fue apartado del poder, y pocos años más tarde, en 1977, murió en una celda solitaria. Su muerte marcó el comienzo de protestas masivas, forzando a la realización de algunos gestos de maquillaje hacia una nueva constitución y una democracia a medias.

Desde entonces, la agitación definió a Malí durante muchos años, incluso después de que el país alcanzara un cierto nivel de estabilidad política en 1992. En ese momento, se creía que Malí se está convirtiendo rápidamente en un modelo de democracia, al menos en la región de África Occidental. Pocos años después, miles de refugiados procedentes de los siempre olvidados y poco representados tuaregs comenzaron a regresar a sus pueblos y aldeas, en su mayoría en la vasta región desértica del norte de Malí.

Ese regreso fue facilitado por un acuerdo de paz firmado entre los tuaregs y el Gobierno central. Poco ha cambiado en el territorio. Varias bandas, algunas de la huerta, otras huyendo de la guerra en países vecinos, especialmente Argelia, encontraron refugio en el norte y el oeste de Malí. A veces, luchaban entre sí, a veces servían a agendas poco claras de terceros, y en ocasiones, formaban alianzas temporales entre ellos.

Mientras Francia intentaba mantener a Malí en su esfera de influencia, dada su decisión, en 2002, de cancelar más de un tercio de la deuda del país africano, los Estados Unidos también se estaban interesando por la posición crucial de Malí en la región del Sahel, y las perspectivas creadas por la ingobernabilidad de las regiones del norte.

Por supuesto, la definición todo incluido de Al-Qaeda fue la siempre conveniente artimaña para justificar la intervención norteamericana. Al-Qaeda ha sido utilizado por Washington para explicar la creación del Comando África de EE.UU. (AFRICOM). El mismo fue creado en 2008 para administrar los intereses militares de Estados Unidos en todo el continente, con la excepción de Egipto. El departamento de Estado norteamericano dijo que AFRICOM "jugará un papel de apoyo a los africanos en su construcción de instituciones democráticas y el establecimiento de una buena gobernanza en todo el continente".

La relevancia del cuento de Al-Qaeda para el papel de Estados Unidos en la región del Sahel se hizo evidente en el último debate presidencial entre el presidente Barack Obama y su rival republicano, Mitt Romney. Quizás para mostrar músculos políticos, Romney advirtió de la presencia de "individuos de la corriente de Al-Qaeda" que amenazaban con convertir a Malí en un nuevo Afganistán.

Otros expertos occidentales en temas del Sahel discrepan sobre la analogía, sin embargo afirman que, en vez de esto, Malí está descendiendo en un modelo similar al de Sudán. De cualquier manera, el pueblo de Malí está sufriendo las consecuencias del pujante conflicto, lo que refleja una complicada mezcla de agendas extranjeras, ideologías extremistas y verdaderos agravios a las tribus del país en el norte y el oeste.

El sur del país no es exactamente un oasis de estabilidad. La continua lucha territorial y la inestabilidad política están amenazando a todo el país, que ha estado luchando contra una cruel hambruna y los despiadados señores de la guerra. La facción más dominante en el Ejército maliense está liderada por el capitán del Ejército entrenado por Estados Unidos, Amadou Sanogo, que el 22 de marzo encabezó un golpe de Estado contra el presidente Amadou Toumani Touré. El motivo de Sanogo, la culpabilidad de Touré por no acabar con la creciente influencia de los militantes en el norte, sonaba más a una pretensión que a un genuino intento por recuperar un país que se desintegra.

No está claro quiénes son los partidarios de Sanogo, sobre todo dada la relativa tolerancia de Francia y EE.UU. a sus infracciones políticas y su conducta violenta. El golpe de Sanogo se produjo poco antes de las elecciones, previstas para el pasado mes de abril. Mientras la Unión Africana (UA) reaccionó con firmeza ante el golpe de Estado, suspendiendo la membrecía de Malí, las potencias occidentales se mantuvieron indecisas. A pesar de la entrega a medias del poder de manos de los golpistas al Gobierno civil del presidente Dioncounda Traoré, Sanogo permaneció firme al mando. En mayo, la junta volvió a golpear, retomando el poder, mientras las turbas pro-Sanogo casi linchan al presidente Traoré dentro de su complejo presidencial.

Sanogo, facultado por una falta de decisión ante su conducta, continuó desarrollando un juego político u otro. Un "Gobierno de unidad nacional" de corta duración, encabezado por el primer ministro Cheick Modibo Diarra, se vino más o menos abajo, cuando Diarra fue detenido por hombres de Sanogo. Éste se vio obligado a ceder el poder e instaurar en su lugar un gobierno administrativo poco conocido.

El show político de Sonogo continúa, en especial mientras el grupo regional de África Occidental (CEDEAO), junto con la Unión Africana, sigue centrado en lo que consideran una prioridad más urgente: poner fin a la desintegración territorial en el norte y el oeste.

El conflicto en el norte presenta un influjo constante. Se suceden cambios de alianzas, mientras la naturaleza del conflicto está en una transformación perpetua. Grandes cargamentos de armas, disponibles desde principios del año pasado por la guerra de la OTAN en Libia, se abrieron paso a la rebelión y a diversos grupos militantes en la región. Los tuaregs habían recibido apoyo del derrocado régimen libio, y se dispersaron durante y después de la guerra. Muchos de ellos regresaron a Malí, aguerridos y envalentonados por las modernas armas.

Los combates en el norte comenzaron por etapas, sobre todo en enero de 2012. El golpe de Sanogo creó el vacío político necesario para el Movimiento Nacional Tuareg 'para la Liberación del Azawad (MNLA) para declarar la independencia en el norte, apenas dos semanas después. La declaración fue el resultado de rápidas victorias militares de la MNLA y sus aliados extremistas, lo que llevó a la toma de Gao y otras ciudades importantes.

Estos sucesivos desarrollos reforzaron aún más los grupos islámicos y otros militantes para apoderarse de ciudades por todo el país y mantenerlas como rehenes de sus ideologías y las agendas de otros. Por ejemplo, según informes, Ansar al-Din había trabajado conjuntamente con el MNLA, sin embargo, declaró una guerra "contra la independencia", en junio, tan pronto consiguió el control de Tombuctú. Al-Tawhid wa al-Jihad y AQMI hicieron sus jugadas. Los aliados pronto se convirtieron en enemigos acérrimos.

En septiembre pasado, rebeldes de varias agrupaciones que controlaban el norte comenzaron a avanzar hacia otras áreas estratégicas en el centro y sur-oeste del país. Su avance territorial es ahora contra ciudades en poder del Gobierno y zonas que aún son controladas por los rebeldes tuareg Azawad.

Ahora existe un semi-consenso sobre la necesidad de una intervención militar en Malí, aunque persisten algunas diferencias sobre la naturaleza y el alcance de ésta. Sanogo, en sí mismo, tiene poco interés en ver a otros poderes del África occidental compitiendo por la influencia en Bamako, lo que podría amenazar su hasta ahora indiscutido gobierno. Por otra parte, no está claro cuán afectiva puede ser la fuerza militar, dada la imposibilidad de navegar a través de la fragmentación territorial, las muchas agrupaciones militantes y la discordia política en todo el país.

Sin duda, la estabilidad de África occidental está en juego. Las posibilidades de una solución política se han disipado prácticamente del todo. Con probabilidad, el creciente caos beneficiaría a Estados intervencionistas, Francia y EE.UU., en particular. Una prolongada nueva "guerra contra el terrorismo" justificaría una intervención adicional en el oeste de África, y una mayor injerencia en los asuntos de los países de la CEDEAO.

Hace unos años, una nueva "lucha por África" ​​se desató debido a la creciente influencia de China en el continente. La misma se vio acentuada por una agitación más reciente en el Norte de África, causada por la llamada primavera árabe. Las oportunidades son ahora abundantes para aquellos dispuestos a asegurar reclamos en una muy explotada región.

ybm/

Fuente: HispanTV

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