viernes, 10 de mayo de 2013

Texto completo del discurso del líder supremo de la Revolución Islámica de Irán en la VI conferencia internacional de los Ulemas y el Despertar Islámico

En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso

Doy las Gracias a Dios el Señor de los mundos y saludo a nuestro señor Muhammad y a sus puros descendientes y sus apóstoles y a quienes les seguirán bien hasta el Día del Juicio final.


Doy la bienvenida a ustedes los queridos huéspedes y hago votos a Dios Querido y Misericordioso para que bendiga este intento colectivo y lo haga un paso efectivo por la prosperidad de los musulmanes ya que Él oye y consiente.


La cuestión del despertar islámico sobre la que debatirán ustedes en este evento ocupa hoy el primer lugar en la lista de las cuestiones del mundo islámico y de los musulmanes; un fenómeno extraordinario que si se preserva y continúa, si Dios quiere, podrá posibilitar en un futuro no tan lejano el levantamiento de la civilización islámica a beneficio de los musulmanes primero y a toda la humanidad después.

Lo que actualmente está delante de nuestra vista y ningún ser humano inteligente y bien informado podrá ignorarlo es que el Islam ha salido ya de los márgenes sociales y políticos del mundo adquiriendo un destacado y notable puesto en el medio de los factores determinantes de los acontecimientos mundiales ofreciendo una nueva mirada en el terreno de la vida, de la política y de las evoluciones sociales, lo que en sí constituye un importante fenómeno significativo en el mundo de hoy que padece de un profundo vacío intelectual y teórico tras el fracaso del comunismo y liberalismo.


Este es el primer resultado a escala mundial de los sucesos políticos y revolucionarios acaecidos en el norte de África y en la zona arábiga los cuales predican aún mayores verdades que tendrán lugar en el futuro.


El despertar islámico al que temen mencionar los voceros de la Arrogancia y de la Reacción es una verdad que hoy por hoy se podrán ver sus huellas casi por todo el mundo musulmán. Su representación más destacada la constituye el afán en la opinión pública y especialmente en las clases jóvenes, por el restablecimiento de la grandeza del Islam y su conocimiento de la naturaleza del régimen de la hegemonía internacional y el descubrimiento del rostro feo, tirano, cruel y arrogante de los gobiernos y sociedades que por más de doscientos años han comprimido con sus garras sangrientas al Oriente islámico y no islámico y bajo la máscara de de la cultura y civilización han sacrificado la existencia de los pueblos por su cruel deseo de fuerza y agresión.


Las dimensiones de este bendecido despertar son bastante amplias y que posee el mismo una continuación misteriosa; pero de sus logros al contado en varios países norteafricanos se desprende que podrá asegurar a los corazones sobre los enormes y excepcionales resultados del futuro. El cumplimiento milagroso de las promesas divinas siempre constituye una señal esperanzadora que pregona el cumplimiento de incluso mayores promesas. El cuento del Corán sobre las dos promesas dadas por el Dios a la madre de Moisés es una muestra de esta táctica divina.


En esa situación tan difícil cuando fue dada la orden de echar al mar al recién nacido el Dios prometió que “Nosotros te lo devolveremos y lo haremos profeta”. El cumplimiento de la primera promesa que era la promesa menor y la razón de la satisfacción de la madre se convirtió en la señal para el cumplimiento de la promesa de profecía, mucho mayor y desde luego con más penas, esfuerzos y esperas a largo plazo: “lo devolvimos a su madre para alumbrar sus ojos y saber que las promesas de Dios son acertadas…” Esta promesa acertada fue la gran misión profética cumplida varios años más tarde y que cambió el rumbo de la historia.


La otra muestra sería recordar la fuerza superior divina en el sometimiento de los agresores a la Noble Casa donde el Dios a través del gran Profeta utiliza, con el objetivo de animar a los interlocutores la expresión “veneren el Dueño de esta casa” añadiendo “acaso no descubrió su truco”, o en otro pasaje para reforzar espiritualmente a su querido profeta y hacer creer la promesa de “tu Dios no te ha dejado ni se ha enojado contigo” aprovecha para recordar el don milagroso de “acaso no te encontró huérfano y te dio asilo y cuando estabas desviado te guió”. Son muchas tales muestras en el Corán.


Cuando venció el Islam en Irán pudiendo conquistar la fortaleza de Estados Unidos y del sionismo en uno de los más importantes países de esta importante zona los que poseían sabiduría y perspicacia supieron que si emplearan la paciencia y la inteligencia llegarían las otras conquistas y llegaron realmente.


Las realidades brillantes en la República Islámica de Irán reconocidas incluso por nuestros enemigos todas han sido logradas a la luz de la confianza en la promesa divina y con la paciencia y resistencia y pedir ayuda a Dios. Nuestro pueblo siempre ha gritado ante la tentación de los débiles que vociferaban “nosotros seremos destruidos”, “no es así ya que mi Dios está conmigo y me guiará pronto”.

Ésta es hoy una valiosa experiencia al alcance de los pueblos que se levantaron ante la arrogancia y el despotismo y pudieron echar abajo a los gobiernos corruptos, obedientes y dependiente a Estados Unidos o debilitarlos. La resistencia, la paciencia y la perspicacia y creer en la promesa de que “seguramente Dios ayudará a quien lo ayude porque Dios es fuerte e invencible” podrá allanar este rumbo honroso ante el pueblo musulmán hasta llegar a la cima de la civilización islámica.


Ahora y en esta importante reunión donde están presentes varios sabios de distintos países y escuelas islámicas considero pertinente plantear algunos puntos con respecto al despertar islámico:
 
Lo primero es que los primeros pasos del despertar en los países de esta región coincidiendo con la llegada de los pioneros del colonialismo fueron dados en la mayoría de los casos por la religión y los reformadores religiosos. Los nombres de destacados líderes y personalidades como Seyed Yamalodin, Mohammad Abdoh, Ajond Jorasani, Mahmud Alhasan, Mohammad Ali, Sheij Fazlolah, Haj Agha Nurolah, Abolala Moududi y de decenas de otros grandes y famosos clérigos influyentes de países como Irán, Egipto,India e Irak están para siempre registrados en las páginas de la historia. En la época contemporánea el brillante nombre del gran Imam Jomieni resplandece al frente de la Revolución Islámica de Irán. Cientos de sabios famosos y miles de los no famosos han protagonizado, hoy y ayer, acontecimientos reformatorios grandes o pequeños en los distintos países. La lista de los reformadores no clérigos como Hasan Albana e Iqbal Lahuri es igualmente largo y asombroso.


Los clérigos y los sabios religiosos- más o menos en todos los lugares- han sido la referencia intelectual y espiritual para la gente y donde y cuando en el medio de los grandes acontecimientos han aparecido como guía y pionero caminándose al frente de las filas del pueblo y enfrentando los peligros ha crecido el nexo intelectual entre ellos y el pueblo de modo que ha sido muy efectivo su dedo índice en indicar a la gente el camino correcto. Esto al igual que beneficia al movimiento del despertar islámico es preocupante e ingrato para los adversarios del Islam y los oponentes a la soberanía de los valores islámicos así que intentan quitar de las bases religiosas su referencia intelectual e inventar en su lugar nuevos polos pues han entendido por experiencia que con ellos podrán negociar fácilmente los principios y valores nacionales, cosa que no ocurría jamás respecto a los sabios devotos y hombres de religión comprometidos.


Desde luego, esto hace más pesada la tarea de los sabios de la religión, pues ellos tendrán que impedir la infiltración del enemigo con mucha atención e inteligencia conociendo sus métodos y trucos engañosos para hacerlo fracasar en sus objetivos. Sentarse a la mesa coloreada por los placeres mundanos es una de las más grandes plagas; mancharse con los regalos y las dádivas de los dueños del dinero y del poder y callarse ante los amos de la voluptuosidad y fuerza son, el más peligroso factor de la separación del pueblo y perder su confianza y cordialidad. El egoísmo y deseo del poder que convoca a los débiles a orientarse hacia los polos del poder son, en realidad, el cauce de la corrupción y el desvío. Hay que tener siempre presente esta aleya del Corán:
“el mundo del más allá lo prometemos a los que no quieren hegemonía en la tierra ni buscan la corrupción y el buen destino será de los devotos”.

Hoy en la época de los esperanzadores movimientos del despertar islámico se observan, de vez en cuando, escenas que demuestran el intento de los lacayos de Estados Unidos y del sionismo por inventar referencias intelectuales inseguras por un lado y, los esfuerzos de los Aarones voluptuosos para atraer a los señores de la religión y la devoción a su mesa manchada y envenenada. Los sabios de la religión y los hombres de la fe tienen que estar completamente atentos.


La segunda cuestión sería la necesidad de dibujar objetivo de largo plazo para el despertar islámico en los países musulmanes; un punto eminente y sublime que debiera conducir el despertar de los pueblos y orientarlos hacia ese punto. Conociendo ese punto se podrá trazar la hoja de ruta y determinar los objetivos medianos y cercanos. Ese objetivo final no podrá ser menos que “la creación de la brillante civilización islámica”. La Ummah islámica en todas sus dimensiones en forma de naciones y países debe lograr el puesto civilizacional preferido por el Corán. La general y principal característica de esta civilización sería disfrutar por parte de los seres humanos de todos los recursos materiales y espirituales que el Creador ha depositado en la naturaleza y en su ser para dotarles de felicidad y prosperidad. La apariencia de esta civilización la podríamos ver en un gobierno popular, en las leyes adoptadas del Corán, en la jurisprudencia y responder a las nuevas necesidades del ser humano, en eludir la petrificación y la reacción así como el eclecticismo y el sacrilegio, en la creación del bienestar y la riqueza pública, en el establecimiento de la justicia, en liberarse de la economía basada en la usura y favoritismo, en el desarrollo de la moral humana, en la defensa a los desfavorecidos del mundo y en el trabajo, el esfuerzo e innovación. La mirada erudita y culta a los distintos campos desde las ciencias humanas hasta el sistema oficial de la educación y desde la economía y la banca hasta la producción técnica y la tecnología, desde los medios de comunicación modernos hasta el arte y el cine y hasta las relaciones internacionales etc., etc. son todos los instrumentos para la creación de esta civilización.


La experiencia ha demostrado que todo esto es posible y al alcance de las capacidades de nuestras sociedades. No hay que echar mirada apresurada o pesimista a esta perspectiva. Ser pesimista respecto a nuestras propias capacidades sería ingratitud hacia los dones divinos y, olvidarse de las ayudas divinas y de las tradiciones de la Creación significaría caerse en el abismo de: “los que atribuyen a Dios malas intenciones”. Podemos romper el círculo de los monopolios científicos, económicos y políticos de las potencias hegemonistas y hacer de la Ummah islámica el pionero en la reivindicación de los derechos de la mayoría de los pueblos del mundo que están actualmente sometidos a la minoría arrogante.


La civilización islámica podrá, con sus características de la fe, ciencia, moral y esfuerzo continuo regalar a la Ummah islámica y a toda la humanidad el pensamiento avanzado y la moral excelsa y ser el punto para desvincularse de la cosmovisión material y cruel y la ética fangosa que son hoy las bases de la civilización occidental.


La tercera cuestión radica en que en los movimientos del despertar islámico debería ser objeto de una atención permanente la amarga y espeluznante experiencia de seguir al Occidente en la política, ética y en el comportamiento y el modo de vida.


Los países musulmanes en más de un siglo de seguimiento de la cultura y la política de los gobiernos arrogantes se vieron afectados por mortales plagas como la dependencia y el desprecio político, la miseria y pobreza económica, la decadencia de las virtudes y la moral y el vergonzoso retroceso científico, mientras el pueblo islámico poseía en todos esos campos un pasado honroso.
No hay que interpretar esto como animadversión hacia el Occidente. Nosotros no somos enemigos de ningún grupo de personas por su distinción geográfica. Hemos aprendido del Imam Ali que la paz sea con él cuando dijo sobre los seres humanos: “tu hermano de la fe sería como tú en la creación”. Nuestra reclamación va en contra de la tiranía y arrogancia, dominio y agresión, corrupción y declive moral y efectivo que han sido impuestos por las potencias coloniales y arrogantes a nuestros pueblos. Actualmente observamos las exigencias, injerencias y las bravuconerías de Estados Unidos y varios de sus seguidores en la zona en los países en donde la brisa del despertar se ha convertido en la tormenta de la sublevación y la revolución. Las promesas de ellos no deberán afectar las decisiones y actuaciones de las élites políticas y en el gran movimiento popular. Aquí también debemos aprender de la experiencia. Los que creyeron las promesas de Estados Unidos durante años y se inclinaron hacia el tirano no pudieron resolver los problemas de su pueblo o sacar de la opresión a sí mismo o a los demás. Ellos cediendo ante Estados unidos no pudieron ni siquiera impedir el derribo de una sola casa palestina en un territorio que pertenece a los palestinos. Aquellos políticos y élites que se engañen por los sobornos o se asusten por la amenaza del frente de la arrogancia perdiendo así la gran oportunidad del despertar islámico deberán ser atemorizados de esta amenaza divina cuando dice: “acaso no has visto a quienes fueron ingratos con los dones divinos y destruyeron a su propio pueblo pues entrarán al infierno y cuan mal lugar es”.


La cuarta cuestión es que una de las más peligrosas amenazas contra el movimiento del despertar islámico sería hoy la agudización de las diferencias y la conversión de esos movimientos en sangrientos enfrentamientos sectarios, religiosos, étnicos y nacionales. Este complot se está haciendo actualmente con mucho ahínco desde el este asiático hasta el norte de África por los servicios de inteligencia occidentales y el sionismo con la ayuda de los petrodólares y los políticos vendidos. De esta manera el dinero que pudiera servir por la prosperidad de los seres humanos se gasta en las amenazas, en las atribuciones de apostasía, en asesinatos y en atentados con bomba haciendo derramar la sangre de los musulmanes y avivar el fuego de los largos rencores. Los que consideran la fuerza unificada islámica un obstáculo para la realización de sus maliciosos objetivos han encontrado en el aumento de las diferencias dentro de la Ummah islámica el más cómodo camino para alcanzar sus objetivos satánicos haciendo de las diferencias teóricas en la jurisprudencia, Kalam, narración e historia un pretexto para el derramamiento de sangre, sedición y corrupción.


Una mirada inteligente a los enfrentamientos internos demuestra bien clara la mano del enemigo tras estas catástrofes. Esta mano traidora aprovecha sin duda las ignorancias, dogmas y las superficialidades en nuestras sociedades echando gasolina al fuego. Es bien pesada la tarea de los reformadores y las élites religiosas y científicos a este respecto.


Hoy en día, Libia, Egipto, Túnez, Siria, Paquistán, Irak y El Líbano cada uno de una manera distinta están involucrados o expuestos a las peligrosas llamas. Hace falta estar atento y buscar la cura. Será ingenuo atribuir todo esto a los factores e impulsos ideológicos y étnicos. Las propagandas occidentales y los medios de comunicación regionales dependientes y mercenarios presentan a la guerra devastadora en Siria como el enfrentamiento entre los sunitas y los chiitas creando de esta manera un margen de seguridad para los sionistas y los enemigos de la Resistencia en Siria y el Líbano. Mientras los dos bandos contrincantes en Siria ni son sunita ni chiita, sino unos son los partidarios de la Resistencia antisionista y otros sus opositores. Ni el gobierno sirio es un gobierno chiita ni su oposición secular y antiislámica son sunitas. La única habilidad de los dirigentes de esta desastrosa escena es que han podido aprovechar de la mejor manera posible los sentimientos religiosos de los ingenuos para prender fuego. Echar una mirada a la escena y ver a sus distintos dirigentes a diversos niveles esclarecerá la cuestión a cualquier persona justa. Esta ola de propaganda miente y engaña de otra forma en cuanto a Bahréin. En Bahréin una mayoría oprimida y privada durante años de su derecho de voto y otros derechos básicos de un pueblo han reivindicado sus derechos. Ahora bien, como esa mayoría oprimida es chiita y el gobierno represivo secular, finge del sunismo ¿hay que calificar este enfrentamiento como la lid entre los chiitas y los sunitas?

Los colonialistas europeos y norteamericanos y sus lacayos en la zona pretenden demostrarlo de esta forma, pero ¿ésta es la realidad?
Son tales cosas que convocan a los sabios de la religión y a los reformadores justos a reflexionar, prestar atención y sentir la responsabilidad al mismo tiempo que hacen tarea obligatoria a todo el mundo conocer los objetivos del enemigo en difundir las diferencias religiosas, étnicas y partidarias.


La quinta cuestión es que lo correcto del rumbo seguido por los movimientos del despertar islámico hay que distinguirlo, entre otros, por su postura ante la cuestión palestina. Desde hace 60 años no ha sufrido el corazón de la Ummah islámica llaga más grande que la usurpación del país palestino.
La catástrofe palestina desde el primer día hasta hoy ha sido una mezcla de matanzas, atentados, destrucciones, usurpación y agresión a lo sagrado del Islam. La necesidad de resistir y luchar contra ese enemigo hereje y usurpador ha sido unánime por todas las escuelas islámicas y consensuada por todas las corrientes sanas y sinceras nacionales. Cualquier corriente en los países islámicos que se olvidara de esta tarea religiosa y nacional por el deseo exigente de Estados Unidos o con el pretexto de justificaciones ilógicas no deberá esperar que se le calificara como fiel al Islam o sincera en sus pretensiones nacionalistas.


Este es un examen. Cualquiera que no aceptara el lema de la liberación del noble Quds y la salvación del pueblo palestino y las tierras palestinas o que lo llevara al margen abandonando el frente de resistencia será acusado.


La Ummah islámica debe tener presente siempre y en cualquier lugar este obvio criterio e índice fundamental.


Queridos huéspedes, hermanos y hermanas
No olviden nunca el engaño del enemigo. Nuestra negligencia crea oportunidades a nuestros enemigos.


La lección que nos ha dado el Imam Ali que la paz sea con él es que: “él que duerme en su trinchera debe saber que su enemigo no ha dormido…” Nuestra experiencia en la República Islámica es también aleccionadora. Con el triunfo de la Revolución Islámica en Irán, los gobiernos arrogantes occidentales y Estados Unidos que durante mucho tiempo antes tenían en sus puños a los dictadores iraníes y determinaban el destino político, económico y cultural de nuestro país, menospreciaban la poderosa fuerza de la fe islámica dentro de la sociedad e ignoraban la capacidad movilizadora y orientadora del Islam se percataron de repente de su negligencia y sus sistemas de mando y servicios de inteligencia se pusieron de marcha para recompensar así su notorio fracaso.
Hemos visto distintos tipos de intrigas por parte de ellos en esos treinta y tantos años. Lo que ha hecho fracasar sus trampas han sido dos factores principales: la resistencia en los principios islámicos y la presencia del pueblo en la escena.


Esos dos factores son en cualquier lugar la llave de la victoria. El primer factor se garantizaría por la fe sincera en la promesa divina y el segundo por el esfuerzo verdadero. El pueblo que creyera en la franqueza y la sinceridad de los gobernantes llenará la escena con su presencia y donde se quede el pueblo decidido en la escena ninguna potencia podrá derrotarlo. Esta es la exitosa experiencia para todos los pueblos que marcaron con su presencia el despertar islámico.
Hago votos a Dios Todopoderoso por su orientación, ayuda y su misericordia a ustedes y a todos los pueblos musulmanes.


Assalamo Alaikom va Rahmatolah 

Fuente: HispanTV

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