Estados Unidos garantiza su apoyo al régimen de Israel en caso de un
conflicto armado con Irán, sin distinción de que se trate de una
agresión o de un golpe preventivo por parte de Tel Aviv, comunican
algunos medios.
Según opinan expertos, la retórica belicista puede ser un intento de
presión sobre Irán como consecuencia de las luchas políticas internas en
EE.UU.
El Senado norteamericano aprobó una resolución, a tenor de la cual,
Washington prestará toda clase de ayuda necesaria al régimen de Israel,
en caso de un conflicto militar con Irán.
En marzo pasado, el documento fue presentado para su respectivo
análisis al presidente del Comité para Asuntos Extranjeros del Senado,
el demócrata Robert Menéndez, secundado por un grupo de senadores que
comparten sus criterios.
Este paso no es nada inesperado. El régimen de Israel es aliado
estratégico de EE.UU., mientras el programa nuclear iraní es un antiguo
dolor de cabeza tanto para Washington como para Tel Aviv.
El presidente del Instituto de Apreciaciones Estratégicas, Alexander
Konoválov dice que “es comprensible, porque Irán figura en la lista de
enemigos más fuertes de Estados Unidos. El objetivo prioritario que
Washington persigue en la política exterior radica en impedir que Irán
se haga con su propia arma nuclear. En Norteamérica se expresaron muchas
opiniones sobre el desarrollo de armas nucleares por Irán, que
generaría una situación mucho más peligrosa que una operación militar
para destruir sus instalaciones atómicas.
La resolución aprobada no significa que la situación en el Oriente
Próximo esté a punto de explotar. Todo lo contrario, los expertos
incluso ven algunos indicios de distensión en el problema iraní. Además,
el ímpetu belicoso de los halcones anidados en el Senado se ve
perfectamente compensado por la retórica pacífica de las palomas en la
Administración presidencial.
El politólogo y publicista Dmitri Drobnitski dice que desde el 2008,
la Administración Obama viene aplicando con tenacidad una política
tendente a prevenir que Israel emprenda acciones no consensuadas con
EE.UU., y la comunidad internacional en su conjunto. El presidente
Barack Obama, el vicepresidente Joe Biden, así como nuevas personas en
la Administración, plantean que el problema iraní debe ser resuelto a
través de diálogo. Pero, las cámaras del Congreso a veces adoptan
resoluciones más rígidas que el poder Ejecutivo.
El senador republicano Lindsey Graham, coautor del documento, señala
que la resolución no debe interpretarse como una exhortación a la
guerra. La Casa Blanca no quiere un conflicto, pero tampoco desea que
Irán tenga en sus arsenales armas nucleares. Según Alexander Konoválov,
la solución militar del problema iraní está preñada también de graves
consecuencias económicas y no solo para esta zona, sino para el mundo
entero.
El conflicto con Irán sería en extremo indeseable, porque es una de
las regiones más sensibles del mundo en cuanto a los efectos económicos.
Cientos de barcos y petroleros pasan diariamente por el estrecho de
Ormuz con destino a todos los rincones del mundo. En primer término, es
Asia la que recibe petróleo del golfo Pérsico. El cese de estos
suministros a raíz de unas hostilidades tendría efectos muy graves e
inmediatos en la economía mundial.
Semejantes colisiones son, sobre todo, peligrosas ahora que la economía mundial está agobiada por una dilatada crisis.
Según expertos, el golpe preventivo no es un objetivo en sí para el
régimen de Israel. Es más bien un medio para asegurar su supervivencia.
El golpe sería asestado únicamente en caso de que el ente judío esté
seguro de que Irán ya dispone de armas nucleares o está a punto de
crearlas. Pero en este caso, las autoridades de Tel Aviv ya actuarían
sin importarles mucho la opinión de Washington y de la comunidad
mundial, pues se trataría de una cuestión de vida o muerte. El régimen
de Israel es un país pequeño y una explosión nuclear en su territorio
supondría toda una catástrofe nacional, cuando no, la desaparición de la
nación como tal.
Fuente: IRIB
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